CLIMA Y SUELO PARA EL OLIVO Uruguay está localizado en similares latitudes (paralelos 33° y 42°), a las principales zonas de producción mundial de clima mediterráneo. Este clima se caracteriza por inviernos suaves y veranos cálidos, prácticamente sin lluvia. Los árboles resisten temperaturas de -7 °C en reposo vegetativo. La floración se establece en 12,5 °C y el crecimiento de los brotes se inicia a más de 21 °C. El olivo soporta altas temperaturas. Necesita una acumulación de calor de 4100 °C medidas hora a hora desde floración a maduración. Los parámetros meteorológicos más graves son la humedad ambiental excesiva y permanente. Las principales características del suelo que afectan el crecimiento de las raíces son la textura, la profundidad y la aireación. Requiere suelos de texturas medias (francas, franco- arenosas y franco-arcillosas) con capacidad de retención de humedad y aireación apropiada de profundidad útil de 0,50 a 1 metro. La saturación de agua en el perfil del suelo es perjudicial para la planta muy sensible a la asfixia radicular. Los suelos deben ser de moderadamente ácidos a moderadamente alcalinos. Un olivar adulto consume aproximadamente de 700 a 1000 mm de agua al año. Teniendo en cuenta lo expuesto, Uruguay, a pesar de su diferencia en el régimen de lluvias, presenta amplias zonas aptas para el olivo especialmente aquellas más cercanas al mar, zonas aireadas que evitan la mayor concentración de humedad y terrenos con buenos declives y drenajes que impiden el anegamiento. Esas áreas plantean una situación apta para su cultivo sin la necesidad de costosas inversiones en riego y con marcos de plantación de una densidad de 300 a 400 árboles por Ha.